A mayor gasto público¿mejores resultados en salud?

El académico del ISPAB, Manuel Inostroza, sostiene que hay eficiencia en el gasto público de salud cuando éste impacta favorablemente en los resultados sanitarios del país.

Así lo dio a conocer en una entrevista que sobre el tema publicó el Diario El Mercurio.

El siguiente es el artículo reproducido textualmente.

Entre 2000 y 2013, el dinero que el Estado invierte en Salud casi se ha cuadruplicado, pasando de US$ 126 a US$ 395 al año por cada uno de los usuarios del Fonasa, fondo que otorga cobertura a alrededor del 80% de la población.

Así lo establecen los datos publicados por el Fonasa, que también muestran que en el mismo período el gasto per cápita del sector privado (que reúne a una población cercana al 18% del total) se duplicó, pasando de US$ 273 anuales a US$ 546.

Si en el análisis se compara el sector público con el privado, la brecha de gasto tiende a acortarse, pero no en la proporción de la inversión que se ha realizado, pues la diferencia entre ambos subsectores solo se acorta en 36% (ver infografía).

Esto significa que si en 2000 la diferencia entre el gasto privado era de 2,16 veces, en 2013 esa cifra se estrechó a 1,38 veces.

Los datos reabren el debate sobre la eficiencia del gasto que ha hecho el Estado en salud, donde las miradas son disímiles.

Por un lado, en términos globales, Chile goza de una muy buena reputación porque es el país miembro de la OCDE donde el gasto en salud significa la menor proporción del PIB, alrededor del 8%. “Esto, a diferencia de otros países, como Estados Unidos, que tiene un PIB cuatro veces mayor que Chile y gasta un 17% de su PIB en este ítem”, explica el director del área social de Chile 21 y economista de la salud, Rafael Urriola.

El experto expone, eso sí, que “la percepción de la población es de que lo que reciben es menos de lo que aumenta: la gente no se siente cuatro veces más satisfecha que hace 15 años, y eso es una constatación que también ocurre en el sector privado, donde ya hay 150 mil casos judicializados”.

Resultados sanitarios

Eso pone en relieve la segunda mirada, referida a que el aumento en el nivel de gasto puede significar un alza también de la ineficiencia.

Así lo explica Manuel Inostroza, académico del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, quien dice que para poder saber si el gasto en salud está bien hecho debe aparejarse con los resultados sanitarios, y a su juicio no hay evidencia de que uno y otro coincidan.

Discrepa de esa mirada la directora del Fonasa, Jeanette Vega, quien asevera que el impacto sanitario que ha generado el aumento del gasto ya suma evidencia: “Los datos muestran un diagnóstico más temprano de cáncer, y eso significa un mejor pronóstico y, por lo tanto, un menor gasto. Además, se asocia que ese diagnóstico en etapas más tempranas de los cánceres permite a la gente recuperar su capacidad productiva, lo que también es un beneficio para el país”.

Pero Guillermo Paraje, economista de la salud de la U. Adolfo Ibáñez, asegura que el gasto mayor por parte del Estado se justifica e incluso no se puede comparar con el sector privado solo evaluando el gasto per cápita ya que “el individuo promedio que tiene que atender Fonasa es más caro que el individuo promedio que atienden las isapres, por edad, sexo y posición socioeconómica”.

Según el último dato disponible del Fonasa, que corresponde a 2013, el sector público aumentó su gasto per cápita hasta los US$ 395, similares a lo que era el gasto del sector privado hace ocho años, en 2007, cuando se calculaba en US$ 405.

Fuente: El Mercurio. Autor: René Olivares.