El Diario El Mercurio en su edición del 21 de noviembre da a conocer un estudio realizado por el Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello cuya hipótesis es que la tasa de suicidios ha crecido en un 50% en pacientes tratados por depresión en el AUGE.
El siguiente texto corresponde a la reproducción total del artículo.
La depresión es una de las enfermedades con las que partió el plan AUGE, en 2005, y desde entonces acumula datos interesantes respecto del comportamiento de la enfermedad en el país.
Así lo cree el miembro del consejo consultivo del plan AUGE ,Manuel Inostroza, quien hizo una revisión sobre los casos tratados por depresión entre los usuarios de isapres, que revela que el número de muertes por causas autoinfligidas muestra una tendencia creciente durante los últimos años.
En cifras, significa pasar de 21 muertes por suicidio en 2009 a 57 fallecimientos en 2013, momento que aparece como el peak , para reducirse levemente los años posteriores. En términos de tasa, en el mismo período esta crece de 8 por cada 10 mil casos a 12 por cada 10 mil, lo que representa un aumento del 50%.
Así lo revelan los datos sistematizados por Inostroza en el Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, que evaluó las garantías de esta enfermedad durante los once años que lleva vigente. “Preocupa que la tasa de mortalidad por depresión entre los años 2007 y 2014 en vez de mantenerse o disminuir, a partir de 2013 o 2014 aumenta”, afirma Inostroza.
Sin embargo, esta afirmación generó controversia al interior del Ministerio de Salud. El jefe del departamento de salud mental, Mauricio Gómez, plantea reparos al análisis de Inostroza. “Por ejemplo, para el año 2007 se tomaron todos los usuarios que alguna vez activaron garantía y se verificó si estaban en el registro de fallecimientos del Ministerio de Salud. De los fallecidos, se buscó aquellos casos por lesiones autoinfligidas, y esos fueron 8 casos, lo que arroja una tasa de 4 por 10.000. Para el año 2014 se buscaron los decesos entre todas las personas que usaron garantía entre 2005 y 2014 y se calcularon las muertes por suicidio siguiendo el mecanismo”, argumenta, para terminar afirmando que “por ende, al aumentar la población donde buscas casos año a año, naturalmente aparecerán mayores tasas”.
Sin embargo, Inostroza retruca que esto “no es así necesariamente. Primero, porque es una tasa, es decir, se ajusta por el número de población. Esa es la gracia de usar tasas, a no ser que las muertes se asocien cada año a las que llevan más tiempo o son más antiguas. Esto, de ser así, sería un hallazgo de por sí interesante”.
Inostroza destaca que el hallazgo descriptivo de la indagatoria hecha es que subió “de 21 muertes por suicidio a 57 muertes por suicidio en 2013. El dato es duro; ahora hay que profundizar para explicarnos por qué ocurrió esto”, afirma.
Hospitalización sin Cobertura
La hipótesis central para este cambio está en que durante la elaboración del decreto AUGE 2013 quedó sin cobertura parte de la hospitalización. “Si bien en los hechos es muy difícil que un centro de salud hubiese negado la internación de algún paciente por este motivo, es un hecho a considerar el que se le haya quitado de la canasta de prestaciones AUGE”, plantea Inostroza.
Otra de las revelaciones que se obtienen a partir de los datos es que pese a que el tratamiento para la depresión se hizo para un plazo de dos años, en la práctica existe un remanente de pacientes que se mantienen en él, lo que implica que “la depresión está adoptando una dimensión distinta, transformándose en una enfermedad crónica. Y como tal, debemos preguntarnos si el tratamiento que diseñamos hace más de una década es el correcto, pero nadie se está haciendo esa pregunta”, plantea Inostroza.
Según el experto, se debe tratar esta enfermedad “como una nueva patología crónica. Lo que estamos hablando es de un síndrome de depresión que debe ser considerada como tal”.