Una nueva generación de planes de isapres —con precios más altos y menor cobertura— es el impacto que a mediano plazo prevén expertos tras la decisión del gobierno de poner fin al embarazo como preexistencia para ingresar a un plan de salud en el sector privado, lo que beneficaría a más de 800 mil mujeres en edad fértil.
La modificación dictada por la Superintendencia de Salud para eliminar las discriminaciones que tiene el sistema —que se aplicará directamente a la declaración de salud que entregan las mujeres en edad fértil al ingresar a una isapre— sorprendió a los actores del sistema.
Las aseguradoras acusaron un “cambio sorpresivo en las reglas del juego”.
El director del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, Héctor Sánchez, explicó que para aplicar esta medida “debe existir un fondo de compensación de riesgos, pero como no existe, generará distorsiones que impactarán en el nivel de costos de los planes de salud”, dijo.
Agregó que “las isapres, históricamente para enfrentar los aumentos de costos, tienden a elevar los precios de los planes y bajar las coberturas”.
Y dijo que “para desincentivar el traspaso de afiliados de Fonasa a isapres, van a mantener los planes que hoy existen y crearán un nuevo tipo con precios más altos y menor cobertura, que se ajuste a los costos en función del riesgo evaluado”.
Según Sánchez, el único posible grupo de afiliados a Fonasa que podría emigrar a las isapres es el correspondiente al segmento D (2,3 millones de personas con renta superior a $500 mil mensual) que, por lo general, son cotizantes que pertenecían a aseguradoras privadas, pero se cambiaron.
“Para frenar el ingreso de afiliados de este segmento, que son quienes pueden acceder a clínicas privadas a través del sistema de pago conocido previamente asociado a un diagnóstico (dado sólo por Fonasa), las isapres crearán nuevos planes con una cobertura similar a la que entrega hoy Fonasa y que alcanza al 75% de cobertura de la prestación”.
(Fuente Diario La Segunda, Catalina de Améstica)