Hace una década, cuando se aprobó la ley que dio origen al AUGE, se definieron las 25 primeras enfermedades que debían ser incorporadas al plan que garantiza la atención de quienes las padecen, de acuerdo con la incidencia que tienen en la población y su alto costo financiero.
Bajo el primer criterio se incorporaron males como la hipertensión y la diabetes, y por el segundo se hicieron parte otros como el VIH, varios tipos de cáncer y la insuficiencia renal crónica.
Pasados los primeros diez años desde el inicio del programa como piloto, sus resultados muestran que apenas cuatro enfermedades concentran el 63,8% del total de las atenciones ambulatorias, y otras cuatro, que se atienden a nivel hospitalario, representan el 62,1% del total demandado por usuarios de Fonasa e isapres.
Así lo muestran las cifras de la Superintendencia de Salud consolidadas hasta antes de la entrada en vigencia del último grupo de enfermedades, lo que ocurrió en julio de 2013. Los datos fueron analizados por el Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, desde donde el investigador Manuel Inostroza -quien fue nombrado miembro del consejo consultivo del plan AUGE- explicó que “esta alta concentración demuestra que quienes diseñaron el plan lo hicieron muy bien, apuntaron con la selección”.
El informe muestra que si bien en ambos subsistemas de salud -público y privado- las enfermedades que concentran el uso del AUGE son las mismas, lo hacen en distintas proporciones. Por ejemplo, solo la hipertensión representa más del 25% del uso del AUGE en modalidad ambulatoria en isapres, mientras que en Fonasa son las urgencias odontológicas las que tienen una mayor demanda (20,7%). El cuadro lo completan las infecciones respiratorias agudas (IRA) pediátricas y la diabetes Mellitus tipo 2.
A nivel hospitalario es la colecistectomía preventiva (extirpación de la vesícula) la que más demandan los usuarios AUGE de isapres, a diferencia de Fonasa, donde lidera la atención del infarto agudo al miocardio (29,9%).
Para Inostroza, si bien el plan tuvo un diseño original que logró impactar en la población, en los últimos años se ha ido deteriorando, porque las 80 enfermedades cubiertas actualmente se están financiando con un gasto calculado para afrontar solo los primeros 56 males, en vez de usar ese dinero en mejorar las coberturas dispuestas por medio de las canastas de atención (protocolos que establecen los tratamientos, incluidos los fármacos) a través de la prima por usuario, que es la base de su financiamiento.
Según Inostroza, “hoy estamos financiando 80 patologías, y la única forma de incorporar estos males ha sido que sean de bajo impacto numérico y con canastas bastante pobres”.
Esto ha hecho que incluso la percepción de la población descienda durante los últimos años. Según encuestas de satisfacción, el plan pasó de nota 5,5 en 2008 a 5,3 en 2013 entre la población general. “Este empobrecimiento ha redundado en que la evaluación del AUGE vaya para abajo, y también en que como está desfinanciado para 80 patologías, estamos perjudicando tratamientos no AUGE, a través de listas de espera, por cumplir con financiamiento a través de la redistribución de recursos en los hospitales”, cree el experto.
A modo de ejemplo, el también ex superintendente de Salud dice que “para la artrosis de rodilla, los enfermos cuestionan que aún no se incluyan medicamentos biológicos (…). Las canastas no se han actualizado y los pacientes lo resienten”.
La prima tiene 14% de déficit. De acuerdo a los cálculos hechos por la U. Andrés Bello, el desfinanciamiento de las coberturas del AUGE es de 14,2% actualmente. Esto porque el mecanismo a través del cual se asignan recursos para esta política pública es la definición de una prima que paga cada usuario. Ese monto fue calculado durante sus inicios del AUGE (2004) en 3,06 UF para dar cobertura a las 56 primeras enfermedades que fueron incluidas en el plan.Sin embargo, este valor se reajusta de acuerdo al índice de remuneraciones del sector privado, lo que ha permitido que hoy esa prima ascienda a 3,9 UF por usuario (unos $95.916, calculado con el valor actual de la UF).Pero esos valores máximos nunca fueron utilizados, sino que se optó por ocupar cifras menores. Esa diferencia es la que ha sido usada por los distintos gobiernos para sumar nuevos males al AUGE. Han preferido eso en vez de ocuparla en mejorar las prestaciones que cubren las enfermedades ya incluidas en el plan.” Con los datos de 2013, la prima debería estar en torno a las 4,5 UF por persona”, afirma Manuel Inostroza, académico del Instituto de Salud Pública de la UNAB. Esto serían unos $110.673.
(Fuente: El Mercurio. Autor René Olivares)