Los desafíos del Estado para enfrentar el imparable gasto público en salud

hector sanchez la segundaChile enfrenta en el área de la salud dilemas propios de un país en desarrollo. Una población que envejece y rápido, una tecnología que también avanza a pasos agigantados y enfermedades cada vez más complejas. Este escenario llevaría a un gasto público en salud equivalente al 6,8% del PIB para el año 2050.

Hace ya un mes que se creó la comisión asesora presidencial para el estudio del Sistema Privado de Salud. Una instancia que abordará el sistema de Isapres para, entre otros, generar una propuesta que considere una mirada global del financiamiento del aseguramiento y de los prestadores. Y si bien durante este año el foco estará puesto sobre el sistema privado, el público también enfrentará su propia batalla.

Es que la cobertura de la cotización obligatoria sobre el gasto público total ha caído desde el 36% en el año 2000 a 30% en 2013, lo que quiere decir que el aporte de los afiliados a Fonasa para financiar el gasto total en salud ha ido perdiendo peso con el paso de los años, dejando al Estado con una mayor carga. Se observa en la velocidad con la que se han incrementado los gastos en cotizaciones y el gasto en el sector público en los últimos 13 años. Según información de la Dirección de Presupuesto (Dipres), mientras las primeras han crecido 173% en ese período, el gasto del Estado ha aumento a una velocidad notoriamente mayor (223%).

Y las perspectivas para las próximas décadas reflejan que el sector estatal se verá enfrentado a enormes desafíos. Un estudio de la Dipres señala que “las proyecciones indican que el gasto público total en salud pasaría de un crecimiento promedio de 9,0%, en el período 1990-2012, a una expansión anual promedio de 4,4% en el período 2012-2050”. El documento “Sistema Público de Salud, Situación actual y proyecciones fiscales” evidencia una clara tendencia al alza en la entrega de recursos que el Fisco deberá realizar con el paso de los años. De hecho, se señala que “en relación al PIB, en dicho escenario se obtiene que el gasto público en salud pasaría de representar un 3,5% del PIB en 2012 a 6,8% en 2050”. El estudio afirma que “si bien es un escenario conservador, por los supuestos que lo sustentan, el crecimiento del gasto público en salud significará una importante presión para las finanzas públicas.En este contexto, el incremento del gasto público ubicaría a Chile con un gasto público per cápita en salud proyectado en 2050 de US$2.483, cifra marginalmente superior a los US$2.427 per cápita del promedio de los países miembros de la OECD en 2011”.

Un fenómeno que no sólo Chile enfrenta. El economista y director de la empresa de consultoría Genesis Partners, Rodrigo Castro, explica que “el crecimiento en los costos de salud en el sector público o privado, independiente del modelo, del nivel de desarrollo de los países, es un dilema que todos enfrentan. En la medida en que los países crecen, se desarrollan y aumenta el ingreso de la población, en todos los segmentos se empiezan a demandar más prestaciones de salud”.

Al hacer un zoom, para los expertos las razones que explican este incremento de recursos son claras. El director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, Héctor Sánchez, explica que “se está produciendo un fuerte envejecimiento de la población y la velocidad es muchísimo mayor a la que tuvieron los países desarrollados en el mismo momento económico en que nosotros estamos hoy”. Así las cosas, Sánchez es categórico. “Si bien es cierto que ellos llegaron a tener una gran población de viejos ricos, nosotros vamos a llegar a tener una gran población de viejos pobres y mucho más rápido”, advierte. Pero el rápido incremento en las expectativas de vida no es lo único a considerar. El académico de la UNAB señala que “el segundo elemento es que el perfil epidemológico actual es de enfermedades crónicas: enfermedades cardiovasculares, metabólicas, psiquiátricas, cáncer, accidentes de violencia. Son el perfil epidemiológico de hoy y que como país no hemos sido capaces de resolver”.

El desarrollo tecnológico es otro trascendental factor a considerar. Castro explica que “a medida que va aumentando la tecnología ésta se va traspasando a costos. Hoy se requieren tecnologías más sofisticadas para enfermedades más sofisticadas y, para poder detectarlas se requiere equipamiento más sofisticado. La inversión en capital humano también requiere de un costo mayor. Todo eso, si se va sumando, son elementos que van a llevar a que el gasto público en salud vaya aumentando”.

El director ejecutivo de la Asociación de Isapres, Rafael Caviedes, recuerda que “desde fines de los años ‘40, cuando se descubrió la penicilina, las ciencias médicas no han dejado de evolucionar en forma constante. Esto, ha permitido tratar enfermedades que antes no se podían tratar y la gente moría o sufría por años las consecuencias de esas enfermedades, así como mejorar infinitamente la capacidad de diagnóstico (…) ¿Y quién se podría oponer a un aumento del gasto médico, si detrás de este gasto está una vida humana o el alivio del dolor y el sufrimiento?”.

Desde la Asociación de Isapres explican que “todo esto, el sistema de salud privado lo ha experimentado claramente, pero el sistema público raciona este crecimiento de la demanda con colas o listas de espera y el sistema privado lo hace por precio. Ambas circunstancias tensionan a los sistemas de salud enormemente”.

Contención de costos

Con el diágnóstico claro, ¿cuáles son las alternativas para evitar el incremento en el gasto público? Según Castro, “hay estrategias que se han llevado a cabo en el mundo de contención de costos (…) Estos escenarios varian si se cambia la estrategia del modelo de atención o de gestión del sector público, porque se requiere invertir mucho más en prevención”. Una visión que comparte Sánchez quien insiste en que se debe ser “muchísimo más eficiente en volcar al sistema público de salud hacia un enfoque más preventivo e incluso al sector privado”. En efecto, “hoy las encuestas de salud anual del Minsal indican que la prevalencia de factores que llevan a enfermedades como cáncer o problemas cardiovasculares es clarísimo: sedentarismo, tabaco, factores psicológicos. Eso perfectamente se pudiera prevenir y cada peso invertido en prevención tiene una rentabilidad social tremenda. Ese es el factor más importante para contener los costos”, sostiene Castro. Un ejemplo de ello para el economista “es el Programa Elige Vivir Sano que permitirá desde temprana edad que se tome consciencia respecto a comer sano, hacer deporte, etc.”.

 

Pero hay otras variables a considerar. Según explica el director del Instituto de Salud Pública de la UNAB, “todavía el sistema de salud público y privado insuficientemente han adoptado las metodologías de compra de soluciones, en vez de comprar prestaciones. Hoy sigue siendo la compra de prestaciones una herramienta muy importante en el uso de los seguros. Lo que uno debiera considerar es que si la situación de modelo de atención no cambia obviamente que la proyección que se puede hacer hacia mediano largo plazo es tremendamente agresiva”.

 

Sánchez agrega que “el cambio en los modelos de atención es algo que está pendiente en Chile y se tiene que dar. La compra de PAD (Pago Asociado a un Diagnóstico) de alguna manera es eso y el GES es también avanzar hacia eso. Se está avanzando y eso va a tener un impacto en el nivel de gasto, al comienzo al alza pero después hacia la baja”.

 

Una creciente población que envejece rápido, con un avance tecnológico también veloz y, con enfermedades cada vez más complejas, es un desafío tanto para el Estado como para el sector privado. Para Caviedes debe existir una “colaboración público-privada como una forma de hacer mejor uso de los recursos, por el enorme aporte que el sector privado puede hacer en el cumplimiento de las políticas públicas en salud”.

FUENTE: Diario El Pulso