El Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello en conjunto con GfK Adimark, dio a conocer los resultados de la Encuesta sobre la percepción de las personas respecto del sistema de salud, hecho que es recogido por el Diario La Tercera en su edición del domingo 26 de este mes.
La muestra se realiza anualmente desde el año 2010.
El siguiente es el artículo que entrega el matutino al que se adjunta el documento gráfico de la encuesta con los principales resultados obtenidos.
El 52,4% de los chilenos reprueba la calidad del sistema de salud, según la experiencia personal o la que ha vivido junto a su grupo familiar. Y al preguntarles ¿qué nota le ponen?, la respuesta promedio es un 3,5, es decir, el peor registro en seis años.
La medición considera a 1.199 usuarios de Fonasa e isapres, que evaluaron en particular y en general el modelo de atención. Según los resultados, la nota 3,5 asignada al sistema muestra un acercamiento en la evaluación que entregan los afiliados del seguro privado y del público, marcado por una caída en este último, que pasó de 4,0 a 3,5. Mientras, en isapres, subió levemente, de 3,5 a 3,6 en el último año.
La medición estableció, además, que el ítem “experiencia de calidad” -que sintetiza la evaluación del servicio de salud, a partir de la última atención recibida-, marcó 43,4 puntos, es decir, ocho menos que en 2014, cuando el índice alcanzó 51,5. También decaen los niveles de percepción y expectativa de calidad, que se relacionan con la visión colectiva sobre el sistema y lo que se espera de éste a futuro.
Además, al calificar la última atención recibida, es el tiempo de espera el ítem peor evaluado, con 46,5% de personas que lo reprueban y sólo un 30,6% que dan nota 6 y 7.
Sobre el acceso a las prestaciones médicas, los usuarios lo describen, mayoritariamente, como “muy demoroso”, particularmente en la atención de urgencia, con un 60,6% de desaprobación. Le siguen, el poder operarse y la obtención de horas médicas de especialistas, calificadas como poco oportunas, en un 58,3% y un 57,4%, respectivamente.
Según Héctor Sánchez, Director ejecutivo del Instituto de Salud Pública de la Unab, “este es el peor año de la historia de la encuesta, no sólo por las áreas que aparecen reprobadas, sino también porque todas las notas de excelencia, los ítems que los usuarios evaluaban con nota siete, disminuyeron en todos los aspectos”.
Al analizar las calificaciones, se advierte que los usuarios de isapres entregan notas más altas -con diferencias de hasta 15 puntos- que los de Fonasa al evaluar aspectos como la atención de médicos y enfermeras, infraestructura y calidad del equipamiento. Así, el personal de salud, en general, se evalúa con nota 4,6 en Fonasa y 5,6 en los seguros privados, al igual que las salas de espera. Una brecha similar se observa al comparar las notas según niveles económicos, siendo más altas en los segmentos ABC1 que los del D, con diferencias de hasta 18 puntos, por ejemplo, respecto del tiempo que les dedicó el médico en la última atención, que varía de un 4,3 en el segmento más bajo y 5,4 en el más alto.
Financiamiento de salud
La encuesta también revisó la percepción y experiencia de los chilenos sobre costos y el financiamiento de la salud, obteniendo una respuesta más bien negativa, pues un 59,6% opina que el gasto de bolsillo aumentará en el futuro. Además, al consultarles por protección financiera, ocho de cada 10 chilenos dicen que la población no está cubierta con su plan de salud, sobre el caso particular, el 58,5% dice no sentirse protegido.
Sánchez plantea que “las recetas aplicadas al sistema de salud, pese a la reforma de 2005, están agotadas”, y que los resultados arrojan que no bastan sólo más recursos, infraestructura o especialistas. “El problema que hace que la gente “repruebe” al sistema de salud es la creciente brecha entre la demanda de servicios versus la oferta, que pese a aumentar, siempre es insuficiente; la sensación de falta de protección y la expectativa que aumentará el gasto”.
Al respecto, el académico sostiene que se requieren “reformas profundas, cambiando nuestro modelo de atención centrado en tratar la enfermedad, volcando recursos a programas que eviten que la gente enferme y orientados a mantener estables a los pacientes para reducir su demanda, además de generar un modelo de atención continuo, para tratar todo el ciclo de la enfermedad, en diferentes niveles de complejidad y con soluciones costo-efectivas”, añade Sánchez, enfatizando que se debe estimular la calidad y eficiencia de los prestadores y, desde el Estado, para suplir el déficit, comprar servicios a los privados “sin prejuicios ideológicos”.(Fuente: Diario La Tercera)
SE ADJUNTA VERSION COMPLETA DE LA ENCUESTA