Un artículo del Diario El Mercurio manifiesta que «tal como está planteado el sistema chileno, la mayoría de los problemas de salud debieran resolverse en la atención primaria, para que a los hospitales lleguen sólo aquellos pacientes derivados desde esos recintos de menor complejidad, porque requieren la atención de un especialista o tratamientos complejos.
Sin embargo, los datos del Informe de Implementación de Grupos Relacionados de Diagnósticos (GRD), de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, muestran que en la realidad esto no ocurre así».
Según la información, 62 hospitales de Arica a Punta Arenas registraron en 2014 a través del sistema de información de GRD -un mecanismo de clasificación de atenciones que permite conocer cuánto y qué tipo de trabajo realizan los recintos-, el año pasado poco más de 809 mil pacientes estuvieron hospitalizados en dichos centros de salud. De ellos, solo el 23% llegó a esa situación por una atención programada, mientras que la gran mayoría (54%) lo hizo a través del servicio de urgencia.
Esto, pese a que si se observa la gravedad que tenían esos casos que estuvieron hospitalizados, en el 64% la severidad era menor, el 19,8% estaba en un nivel medio y solo el 15,8% correspondía a una gravedad mayor.
El académico del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, Dr. Manuel Inostroza, revela que «esto nos dice que la gran carga de los hospitales hoy día son pacientes que pudieron haber evitado llegar a esa situación. Son enfermos crónicos descompensados, que llegan porque sufrieron accidentes vasculares encefálicos, crisis hipertensivas, hipo o hiperglicemias, porque los consultorios no los pesquisan o no los mantienen controlados y que están atestando las urgencias».
Y eso, para el académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile Emilio Santelices, «muestra que nuestro sistema de atención en red no funciona porque la atención primaria no está haciendo su trabajo. Si lo hiciera, tendríamos pacientes controlados y no llegarían a las urgencias».
Ambos expertos coinciden en que los ingresos a los hospitales a través de las urgencias deberían llegar, como máximo, al 35%. Eso permitiría, por un lado, que las unidades de emergencias no funcionaran siempre con un alto nivel de atochamiento, y por otro, destinar los recursos económicos y físicos (como las camas) para los que necesitan cuidados complejos.
De hecho, de los 25 diagnósticos de mayor complejidad que se analizan en el sistema de GRD, solo el 0,3% corresponde a casos muy graves o complejos que requieren una hospitalización de cerca de 60 días. Pero, en el promedio global, la estancia es de 6,3 días.
«Hoy la mayoría de los hospitalizados corresponde a casos simples, que la atención primaria no pudo evitar que se complicaran. Se descompensan, se hospitalizan, pero se van del hospital en un par de días. Claro que en ese tiempo ocuparon una cama y cuidados profesionales para los cuales hay lista de espera», dice Inostroza.
La crítica apunta a que si los consultorios lograran mantener bajo control a sus pacientes, no solo habría un ahorro de recursos, sino también sería más fácil gestionar la lista de espera porque los hospitales tendrían más recursos disponibles.
«Los problemas de gestión de los hospitales se resuelven fortaleciendo la atención primaria», concluye Santelices.
(Fuente: Diario El Mercurio)