Una drástica baja en los permisos del hijo menor de un año y un aumento del 14% en el gasto anual por licencias médicas, fueron algunas de las conclusiones a las que llegó un reportaje realizado por el Diario El Mercurio, respecto del comportamiento de los subsidios de salud ante la nueva normativa de la extensión del postnatal. Las autoridades al respecto, decidieron tomar cautela y no sacar conclusiones aún respecto de su impacto.
A continuación, damos a conocer el artículo, que puede resultar de interés para todo nuestro alumnado y destacados ex-alumnos del Instituto.
El impacto de la extensión del posnatal en el sistema de licencias médicas.(Fuente: Diario El Mercurio. Autoras: Renata Fernández y Bernardita Álvarez)
La Superintendencia de Salud registró un aumento del 14% en el gasto anual por licencias médicas, lo que se debe, principalmente, a la ampliación del beneficio. Además, nuevas normativas que regulan el uso de las licencias han significado una drástica baja de los permisos por hijo enfermo menor de un año.
Ante el complejo diagnóstico que mostraban las licencias médicas que incluía fraudes, dificultad para fiscalizar y vacíos legales, el sistema de salud puso en marcha un tratamiento para «sanar» el problema.
Así, instrumentos como la ley de posnatal de seis meses, la unidad de licencias médicas, los cambios en las normativas para acreditar enfermedades y la preparación en las facultades de Medicina fueron promovidos como mecanismos para aumentar el control sobre los permisos que los trabajadores presentan ante una enfermedad.
El ministro de Salud, Jaime Mañalich, sin embargo, advierte que los controles «recién están comenzando, por lo tanto, no se puede analizar aún su impacto».
Uno de los efectos que ha podido constatar el «Análisis de Licencias Médicas y Gasto en Subsidios por Incapacidad Laboral en el sistema de Isapres», elaborado por la Superintendencia de Salud y publicado esta semana, es un aumento del 14% en el gasto anual por licencias médicas, también llamado subsidio por incapacidad laboral, el que es usado por los trabajadores afiliados que requieren de reposo por motivos de salud.
En el informe se lee que el sistema privado de salud destinó el año pasado casi $420 mil millones al pago de licencias ($51 mil millones más que el año anterior). Esto confirma la tendencia de que el gasto de este subsidio ha crecido sostenidamente en la última década. De hecho, en este período los recursos que se invierten en el pago de estos beneficios han crecido un 74,5%.
Permisos laborales por hijo enfermo bajaron por mayor control y posnatal de 6 meses
Entre quienes defendían el posnatal de seis meses, se argumentaba que este beneficio disminuiría los permisos que hasta antes de esta ley solicitaban las madres al término de su reposo legal, argumentando la enfermedad de su lactante, mayoritariamente por reflujo.
Cuestión que el informe de la Superintendencia de Salud confirma, ya que el gasto por el subsidio por hijo menor disminuyó en el sistema privado en un 73,7%, entre 2011-2012. Esta baja obedece principalmente a los efectos de la entrada en vigencia de la Ley de posnatal de seis meses.
La situación se repite en el sector público. Los permisos de las madres por reflujo de su lactante pasaron de más de 169 mil en 2010, a solo 12 mil en 2012. Y según la Subsecretaría de Salud Pública, este año van contabilizadas 3.500, por lo que se espera que no se superen las 10 mil.
«Teníamos, de facto, un posnatal extendido más allá de los tres meses por la vía de utilizar este beneficio de las licencias por enfermedad grave de niño menor a un año. Lo que hace la nueva ley del posnatal es transparentar esa situación de permanencia de la madre con su hijo», explica el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Otro factor que incide en la disminución de estos permisos es el mayor control que impulsó la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), liderada por María José Zaldívar.
Esto se vio en marzo de 2011, cuando emitieron la circular N°. 2727. En ella se plantean cambios a los requisitos para demostrar que un niño sufre de reflujo gastroesofágico.
Si antes se solicitaba solo una radiografía de tórax, hoy se exige una fotocopia del cuaderno de niño sano donde se demuestre una alteración del crecimiento del menor.
Y esto, subrayan en la Suseso, fue anterior a la entrada en vigencia del posnatal de seis meses.
«Con esto, las licencias médicas por reflujo disminuyeron en un 70%», advierte la superintendenta.
Durante el año pasado, el sistema de isapres tramitó 43 mil 471 licencias por hijo enfermo menor de un año, pero las razones que explican la solicitud de este permiso cambiaron en relación con años anteriores. De hecho, se observa que un 49,7% corresponden a enfermedades del sistema respiratorio y solo un 11,9% a enfermedades del sistema digestivo, como el reflujo.
El cambio es notorio con respecto al año anterior, donde las patologías digestivas lideraban la lista con más de un 40%.
Ranking de patologías
El informe de la Superintendencia de Salud también detalla el grupo de enfermedades por las que más se tramitan permisos. Del total de licencias, un 54,8% están concentradas en solo tres tipos de enfermedades.
El primer lugar corresponde a patologías asociadas al sistema respiratorio, con un 20,7% del total de permisos, donde destacan la bronquitis, la rinofaringitis y la influenza.
En segundo lugar, con un 18,2%, se ubican las enfermedades mentales y de comportamiento; y por último, están las patologías asociadas al sistema osteomuscular, como, por ejemplo, los problemas internos de rodilla o trastornos de discos intervertebrales, con un 16%.
Distinto es el orden en cuanto al gasto por enfermedades. Las mentales lideran el grupo, le siguen las osteomusculares y las respiratorias aparecen en un cuarto lugar.
Modernización del sistema y audiencias entre médicos buscan controlar fraudes
Un año y dos meses han transcurrido desde la implementación de la Ley 20.585, sobre el otorgamiento y uso de licencias médicas, que establece regulaciones para asegurar el uso correcto de este instrumento mediante la aplicación de medidas de fiscalización y sanciones respecto de las conductas fraudulentas.
Hasta antes de este control, según la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), se contabilizaban alrededor de 200 médicos que, en conjunto, emitían más de 9 mil licencias al año.
En este contexto, la Suseso creó la Unidad de Licencias Médicas, instancia conformada por doctores que citan a audiencias a sus colegas denunciados por irregularidades y los «enfrentan»; es decir, les realizan una serie de preguntas, chequean diagnósticos y llegan a una resolución.
A la fecha, se ha sancionado por esta vía a 14 especialistas y hay otras 41 investigaciones en curso.
Mientras que la Compin (Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez) departamento técnico que certifica el estado de salud de los pacientes- ha realizado una fiscalización complementaria más acuciosa al 26% de las licencias entregadas a nivel nacional.
El ministro de Salud, Jaime Mañalich, advierte que gracias a esta iniciativa «ha disminuido fuertemente el número de licencias que emiten los médicos conocidos por otorgar un gran número de subsidios». Esto se debe, según el secretario de Estado, a la fiscalización, pero también «a que la gente entiende que este es un beneficio que hay que cuidar».
El subsecretario de Salud Pública, Jorge Díaz, agrega que una de cada cuatro licencias es fiscalizada activamente con la nueva ley.
Debido a este mayor control, según el Minsal, el índice de rechazo de licencias este año es del orden de 13% promedio a nivel nacional, siendo que en 2011 el nivel bordeaba el 11%.
Las licencias electrónicas son otro hito en materia de control. Actualmente, abarcan un tercio del sistema público y privado de salud, existiendo la mayor brecha en el estatal.
En las escuelas de Medicina se dice que hay mayor preocupación por enseñar a los alumnos el buen uso de la licencia, el cual se enseña en distintos cursos durante la carrera. Este es el caso de la Universidad Católica, donde uno de los ramos en el cual se imparte la importancia de este beneficio es en el de Ética Médica en cuarto año, explica el director de Pregrado de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, doctor Julio Pertuzé.
La subdirectora en la Universidad de Chile, Graciela Rojas, explica que precisamente están reformando la malla curricular, puesto que, afirma, les preocupa la formación ética de sus estudiantes, debido a los abusos en el sistema. La directora de la escuela de Medicina de la Universidad del Desarrollo, Cristina Biehl, afirma que no han hecho modificaciones debido a que el uso fraudulento de estos permisos es excepcional, y dice que se aplican conocimientos al respecto desde el primer año de estudio.
Los permisos más caros y difíciles de fiscalizar
Durante el 2012, las licencias médicas por trastornos mentales y asociados al comportamiento, generaron un gasto de $37.830 millones, convirtiéndose en el grupo de patologías más caras en lo que se refiere al gasto por licencias médicas tramitadas, abarcando el 19,3% del total de lo que se paga por subsidio.
El problema que advierten en el sector es que el correcto uso de las licencias por salud mental aún es muy difícil de fiscalizar. Al respecto, la superintendenta de Seguridad Social, María José Zaldívar, explica que en varias ocasiones los fiscalizadores no encuentran a los pacientes en sus domicilios, puesto que el tratamiento médico indicado le recomienda, por ejemplo, realizar actividades recreativas.
La autoridad asegura que hoy cuentan con psiquiatras encargados de evaluar las licencias emitidas por sus pares.
También, los trastornos mentales ocupan el segundo lugar en el ranking de patologías que más generan licencias, correspondiendo el 53,8% de ellas a episodios depresivos, 21,8% a trastornos de ansiedad y un 16,8% a reacciones al estrés grave y trastornos de adaptación.
Según el ministro de Salud, Jaime Mañalich, esto se debe a que la salud mental se ha visibilizado gracias a que su cobertura está garantizada en el AUGE. «La mayoría de las enfermedades mentales graves como esquizofrenia, trastorno bipolar y depresión endógena son enfermedades que están en el AUGE. Ya no son vistas como enfermedades ocultas o raras», explica.