¿Sirve el IPC de la salud?

hector sanchez mercuriohector sanchez mercuriohector sanchez mercuriohector sanchez mercurioEl Superintendente de Salud no dará a conocer el IPC de la salud usado como referente para fijar precios en las isapres por graves fallas en su diseño, decisión que ha generado un debate sobre su conveniencia.Creemos que la medida es correcta: el IPC de la salud es un indicador de incremento de costos endogámico e inflacionario, al considerar el incremento del precio unitario de las prestaciones y la frecuencia de uso de las mismas, la cual en gran medida es el resultado de cómo hacen su trabajo las isapres. Usar este indicador estimula el traspaso a precio de una proporción no menor de la ineficiencia del sistema, al dar “una señal de incremento de precio errónea” que reduce los incentivos para mejorar su gestión.

En Chile, por problemas de diseño del sistema de salud y de las isapres, la gran mayoría de estas instituciones no tienen incentivos para crear y usar sistemas de gestión de riesgos, modelos de atención costo- efectivos y eficientes modelos de compra de servicios a proveedores.

Una correcta gestión de riesgos obliga al seguro a conocer a fondo a sus beneficiarios, debe segmentarlos por grupos de riesgo (enfermos crónicos, diabéticos, hipertensos, cardiópatas y tercera edad) y deben diseñar modelos para atender sus necesidades con alto impacto y menor costo. Al no realizar los seguros esta función, se producen ineficiencias para solucionar las demandas de estos grupos por mala gestión de pacientes, patologías y recursos. Asimismo, al no disponer de modelos de atención basados en soluciones costo-efectivos para problemas de salud y simultáneamente estimular la libre elección de especialistas, se produce un mayor consumo de servicios por la gran asimetría de información entre oferta y demanda, y porque las personas con enfermedades crónicas principalmente demandan cuando tienen una descompensación, aumentando el gasto.

El modelo de compra utilizado por las isapres en su mayoría está basado en pago por acto médico, el cual en todo el mundo ha demostrado ser inflacionario, tiene incentivos perversos y el prestador incrementa su demanda. Esta situación es más grave al existir modelos de integración vertical unidos a un modelo de pago por acto médico, ya que no se producen mayores eficiencias, lo que perjudica a los afiliados.

Es necesario repensar el IPC de la salud incorporando el incremento de los costos unitarios de los servicios pecuniarios y no pecuniarios, y conformar una canasta que se actualice periódicamente, ajustándola por cambios de tecnología evaluadas por costo-efectividad. Esta no es una solución integral a las dificultades que viven las isapres, ya que para resolver sus problemas de equidad, eficiencia, explosión de costos, judicialización y valoración social, requieren reformas profundas que involucren al sistema de salud en su conjunto y será necesario acordar y diseñar un modelo de financiamiento de la salud para el país, sea éste de seguros de segundo piso, seguro único o multiseguros. El qué hacer está bastante estudiado y faltan los acuerdos político-técnicos. Lo más importante será estudiar el diseño de cómo hacer los cambios para moverse de la situación actual sin desestabilizar el sistema de salud en su conjunto.(Columna publicada en Diario La Tercera)

Héctor Sánchez

Director Instituto de Salud Pública U. Andrés Bello